En una dieta que hice hace tiempo le comenté a
mi doctora que tenía dificultades para ir al baño, ella me dijo que lo mejor es
introducir algún producto natural en mi dieta que poco a poco fuera regulando, ella me recomendó
tomar una cucharada sopera de semillas de lino, así fue como descubrí el lino.
Veamos sus valores nutricionales (tened en cuenta que una cucharada
sopera apenas llega a los 10 gr)
100 gr de semilla de lino nos aportan:
Energía
534kcal
Grasas 42
gr
HDC: 29 gr
de los cuales 27 son fibra.
Proteína:
18 gr.
El lino contiene elevadas
cantidades de grasa, pero esos ácidos grasos con en su mayoría Omega 3 y algo
de Omega 6 (grasas buenas), esto hace que sean magnificas en la lucha contra el
colesterol.
Tiene un alto contenido en fibra, por lo que eliminaremos toxinas con mayor
facilidad y nos ayudará a depurar el organismo.
A parte vemos que tiene un muy alto contenido calórico por lo que no
aportará un extra de energía.
Yo lo tomo a diario, suelo incluirlo en mis desayunos, por ejemplo, si me
hago unas tostadas con tomate le echo lino por encima, también suelo
incorporarlo a yogures, o si hago pan en casa siempre lleva algo de lino.
Hay gente que recomienda ponerlo un poco en agua antes de tomarlo para que su cascara se reblandezca y de esa forma nuestro cuerpo capte mejor todas sus propiedades.
Y para los que os preguntéis si es eficaz a la hora de “regular el
intestino”, no es algo milagroso, pero consumiéndolo de manera constante
notareis la diferencia, o al menos en mi caso lo he notado, sólo decir que su
consumo no debe ser puntual, para ver sus efectos debemos alargarlo en el
tiempo.
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